Bookcast — Nuria Pérez

“Y de repente... ya no existía.”

— Joan Didion

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Prefacio

POSTER DE “EL HALCÓN MALTÉS”
POSTER DE “DESDE QUE TE FUISTE”

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LOS SMILEYS DE DAVID FOSTER WALLACE

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La historia de Margaret. Primera Parte.

Helen Cruzari

“¿Alguna vez has querido olvidar algo? ¿Alguna vez has querido cortar o esconder un fragmento de tu memoria? No se puede, ¿sabes?”

—  Tom Neal en Desvío

J.C., así se hacía llamar Joyce Hall porque odiaba su nombre, demasiado femenino. El padre de Hall, un reverendo, solía afrontar cada problema con la frase «Dios provee». Murió cuando Joyce tenía siete años y, ya entonces, podía oírse al niño repetir constantemente lo que se convertiría en su lema: «Dios provee, pero echarle una mano no es mala idea». Con ocho años, Joyce vendía puerta a puerta los productos Avon.

Con catorce, él y sus hermanos gastaron 540 dólares en postales y las revendieron a tiendas locales y vendedores ambulantes. Con diecinueve, la familia se mudó de Nebraska a Kansas City. Para entonces, a los chicos solo les quedaba una pequeña caja de zapatos llena de postales. Pero habían ahorrado y tres años más tarde compraron más y abrieron una pequeña tienda en la ciudad. En 1915, cuando Joyce tenía veinticuatro años, la tienda se quemó. Lejos de rendirse, los hermanos compraron otro negocio cercano, una tipografía.

Empezaron así a imprimir sus propias postales, que llamaron Hallmark. Joyce tuvo tres hijos: Donald, Elizabeth y Barbara. Murió en 1982. La familia Hall sigue siendo una de las más poderosas de Kansas (y del mundo). El imperio Hallmark tiene un valor de 3,5 billones de dólares, da trabajo a más de 27 mil personas e incluye canales de televisión, editoriales, hoteles y residencias universitarias.

En 1944 David O. Selznick, productor de Lo que el viento se llevó, también quiso contribuir a levantar la moral de los americanos. Lo hizo escribiendo un guion dedicado a todas las mujeres que, con los maridos en la guerra, se quedaban en casa a lidiar con racionamiento, hijos y soledad.

El resultado fue Desde que te fuiste (Since You Went Away). Claudette Colbert interpreta a Anne Hilton, un ama de casa que se queda al cargo de sus dos hijas cuando su marido ingresa en las filas del ejército. Anne es todo sacrificio y buen espíritu y a lo largo de la cinta sabe ingeniárselas para superar cualquier problema.

Como tantas amas de casa de la época, Anne se ve obligada a buscar trabajo para poder llegar a fin de mes. Cambia el mortero por el soldador y pasa de los delantales impolutos al sucio mono de fábrica, todo sin perder la sonrisa. Al igual que había hecho en Lo que el viento se llevó, Selznick combina el sentimentalismo con escenas más crudas que reflejan el duelo, la frustración y la terrible realidad de los hospitales de guerra. La película fue nominada a nueve premios Óscar y convirtió a Claudette Colbert en el símbolo del patriotismo de la mujer americana.

El Monstruo del Monóculo

“Hubo un tiempo en el que creía en el destino, pero se me pasó. Ahora creo que el destino es algo que te construyes tú. Mis películas cuentan esto.”

— Fritz Lang

Los kimonos japoneses tradicionales no tienen bolsillos. A partir del siglo XVII los hombres empezaron a usar sagemonos, unos pequeños contenedores de mimbre o madera en los que metían monedas, pipa y tabaco. Los sagemonos se colgaban de la faja del kimono con una cuerda de cuentas y un botón llamado netsuke.

Con el tiempo los netsuke se volvieron objetos de colección. Suelen estar hechos de marfil y tallados finamente con formas de animales o de máscaras tradicionales.

Hoy en día siguen teniendo mucho valor y se pueden encontrar en subastas y museos. La International Netsuke Society se ocupa de su divulgación y organiza eventos en todo el mundo para los coleccionistas.

Lang empezó a coleccionar objetos de culturas lejanas (sobre todo netsuke) ya muy joven. Antes de dedicarse al cine pintaba y, con el dinero que ganaba vendiendo sus cuadros, viajó por Oriente y África.

TOM NEAL
Edgar G. Ulmer
THEA VON HARBOU

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Margaret Walker

“Estamos todos atados a nuestro destino y no hay manera de liberarse.”

— Rita Hayworth

Cuando durante la guerra encontrar un par de medias pasó a ser una empresa imposible, llevarlas pasó de ser algo prácticamente obligatorio, a un lujo destinado a los domingos. El gobierno sugirió a las iglesias que usaran sus sermones para tranquilizar a las fieles: podían asistir con las piernas desnudas seguras de que Dios apreciaría su patriotismo.

Las mujeres no se rindieron e idearon alternativas que dieran a las piernas un toque parecido al que les daba el nylon: disoluciones de café, cacao en polvo, té... algunas incluso llegaron a usar las salsas de los asados para pintarse.

Cuando estaban bien teñidas marcaban la raya trasera con un lápiz de ojos y rezaban para que Dios, como premio por su lealtad al gobierno, no les enviara la lluvia. Empresas como Max Factor o Elizabeth Arden enseguida se subieron al carro y sacaron a la venta «medias líquidas», cremas para piernas que venían en diferentes tonos de piel similares a las bases de maquillaje.

Cuando la guerra terminó, Dupont anunció que volvía a la producción de medias. Pero el material era escaso y durante los siguientes dos años los grandes almacenes solían colgar carteles informando de la próxima llegada de stocks. Muchas al leerlo acampaban en la puerta para no quedarse sin un par.

mercado de kansas city

Las Contagiadas

GENE TIERNEY

IDA LUPINO

“Dicen que estoy loca. Que hablen.
A mí solo puede herirme una persona: se llama Ida Lupino.”

— Ida Lupino

gene tierney con oleg cassini

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howard hughes

gene tierney
con howard lee

HUMPHREY BOGART CON IDA LUPINO

ALI KHAN

gene tierney entre su madre y su hija daria
ida lupino en los ángeles de charlie

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Emily “Millie” Johnson

“La vida es el pasado, el presente y los quizás. ”

— Bette Davis

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El escuálido con bigote

“Hammett sacó el crimen de los salones y lo puso en los callejones, donde debe estar. ”

— Raymond Chandler

kate warne

DASHIELL HAMMETT

Los detectives de Pinkerton custodiaron el ataúd de Marilyn Monroe en su funeral

Las revistas pulp estaban hechas siguiendo un mágico trío: papel de baja calidad (pulpa de madera y poco más, de ahí su nombre), impresión barata y autores dispuestos a cobrar solo un penique por palabra.

Black Mask, fundada en 1920 por el periodista H.L. Mencken y el crítico George Jean Nathan, empezó publicando todo tipo de historias, pero acabó especializándose en las de espionaje. Lanzó a grandes como Raymond Chandler y contribuyó a crear el subgénero hard boiled (historias más sórdidas y violentas protagonizadas por detectives duros y esquivos).

Tuvo muchísimo éxito y, a pesar de que el ocio cada vez se centraba más en el cine y la radio, aguantó hasta 1951. Hoy en día los coleccionistas pagan fortunas por los números originales, especialmente los que contienen relatos de Chandler o Hammett. Uno de los más apasionados es Quentin Tarantino. Tiene una gran colección de viejos números y se inspiró en sus historias para crear Pulp Fiction (de hecho la película, hasta que la productora lo cambió, se titulaba Black Mask).

Arthur Farnsworth

Allan Pinkerton, 
Abraham Lincoln, y 
John A. McClernand

john edgar hoover

lauren bacall

Fred Sexton, amigo personal de Huston desde el colegio, esculpió para la película seis halcones de escayola. Con los años, el paradero de estos pájaros generó un misterio tan grande como el del libro de Hammett.

De vez en cuando, las casas de subastas sacan a la venta uno de ellos, alegando que es auténtico. Han llegado a alcanzar cifras extraordinarias (un millonario de Las Vegas ganó uno con una puja de 4,1 millones de dólares, una cifra que, en lo que respecta a subastas de Hollywood, solo ha sido superada por el Aston Martin de Goldfinger que se vendió por 4,6 millones).

Hoy en día se dice que dos de los auténticos ejemplares (los únicos garantizados por Michele, que recuerda perfectamente a su padre haciéndolos y pasó muchas tardes en el rodaje jugando a esconderlos con Bogart), pertenecen a un personaje siniestro, Hank Risan, un hombre que se hizo millonario creando patentes y vendiendo el catálogo de los Beatles por internet. Además de los dos únicos halcones firmados en su base por Sexton, Risan posee la mayor colección de guitarras del mundo (incluida la guitarra personal de Mark Twain, de 1835).

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La historia de Margaret. Segunda Parte.

Frank Rogers

“No hay trampa más mortal que la que se prepara uno mismo.”

—  Raymond Chandler

Además de Scarface (un apodo que odiaba) a Capone se le llamó también el Ambidiestro porque con una mano mataba y con la otra daba. En 1930, en plena depresión, Al abrió un comedor en el barrio South Loop de Chicago. Cada día, más de 2200 personas se ponían a la fila para recibir gratis cafés, donuts y sopas.La cola, a menudo, llegaba hasta la vecina comisaría. Todos allí sabían que Capone regentaba el refectorio, pero Chicago pasaba tal hambruna en esos días que hicieron como si nada.

Al, además, estableció un programa que garantizaba leche y libros en las escuelas de la ciudad y ese año, en la noche de Acción de Gracias, ordenó cocinar pollo para 5000 personas (la idea, en un principio, era preparar el tradicional pavo, pero cuando Capone se enteró de que en la carnicería local alguien había robado 1000 pavos temió que la policía lo culpara a él y cambió el menú).

William S. Warren fue un empleado de la Wallace Silversmith que, durante cuatro años, trabajó en un diseño que reflejara el sentimiento que produce vivir aventuras. Al final optó por flores de cinco pétalos en las cucharas, un narciso en el tenedor y una rosa en los cuchillos, todo coronado por la hoja de acanto típica de las columnas corintias.

La Wallace llamó al diseño Grande Baroque y lo sacó a la venta en 1941. Desde entonces, ha sido imitado cientos de veces por plateros de todo el mundo. Es más que probable que, al menos una vez en tu vida, hayas comido con uno de estos cubiertos.

Con 33 años Capone contrajo sífilis. Ese año estaba en la prisión de Atlanta y sufría también ataques de abstinencia de la cocaína, a la que era adicto (y que había llegado a destrozarle el septo nasal). Poco a poco, su salud mental se fue deteriorando y los otros reclusos, viéndolo débil, empezaron a acosarle. En 1934 lo movieron a la recién inaugurada Alcatraz y en 1938 le diagnosticaron neurosífilis: la enfermedad había llegado a su cerebro.

Capone pasaba el día con la mirada perdida y una extraña sonrisa en los labios, sentado en su cama con el abrigo puesto y sin hablar. A veces tocaba el banjo y los guardias le invitaron a unirse a la banda de la prisión, los Rock Islanders. Capone, a pesar de que empeoraba rápidamente, compuso para ellos baladas como Madonna Mia, que dedicó a su mujer Mae.

En 1942, la penicilina llegó a Estados Unidos y Capone, que para entonces estaba internado en un hospital de Florida, fue uno de los primeros que se benefició de ella, aunque ya era demasiado tarde. Poco a poco, su mente, en un tiempo brillante y veloz, se volvió la de un niño. Le costaba encontrar las palabras, reconocer a sus nietos o usar un tenedor.

El que había sido apodado por el FBI «Enemigo Público número 1» murió en 1947, triste y confundido.

Tenía 48 años.

Otto el terrible

“Llorad, pequeños monstruos. ”

— Otto Preminger

MAX REINHART Y MARCUS PREMINGER

VERA CASPARY

OTTO PREMINGER DIRIGIENDO

bernarr macfadden

leopold and loeb

jean seberg

darryl f. zanuck

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Personaje D10C 6

“Hay algo adictivo en los secretos.”

— J. Edgar Hoover

batalla de mindanao

constance bennett

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Las brujas de Hollywood

“Mi esqueleto en el armario lleva una hoz y un martillo.”

— Vera Caspary

john edgar hoover de adolescente

la biblioteca del congreso

Jane Froman fue una de las estrellas de la radio más populares en América durante los años treinta. A pesar de su extraordinaria forma de cantar (era contralto), no podía casi hablar porque tartamudeaba mucho.

El púbico nunca lo supo. Al igual que sucede en la película Cantando bajo la lluvia, cuando Froman actuaba en los teatros la acompañaba una dobladora que se escondía tras una cortina y presentaba por ella las canciones.

Durante la Segunda Guerra Mundial el avión en el que viajaba para dar un concierto benéfico se estrelló y Froman estuvo a punto de morir. Sobrevivió y, a pesar de las dolorosas secuelas, siguió cantando.

Su vida fue llevada al cine en 1952. La interpretó Susan Hayward.